jueves, 17 de enero de 2008

La neblina en las montañas.

"Te echo mucho de menos. Te quiero mucho. Eres una persona muy importante para mí... En verdad quisiera que estuvieras aquí..."

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Ella nunca me habría dicho algo así de ninguna otra forma. Sé que cuando lo dijo ya se había bebido más de media botella de vino. Creo firmemente en la sabiduría popular: los borrachos y los niños siempre dicen la verdad.
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Recuerdo sus ojos cafés, de enormes pestañas buscándome en la Gare de Rouen. Recuerdo con qué ternura describía mi cara de terror al encontrarme. Recuerdo esa primera vez que escuché su voz e inmediatamente me sentí tranquila, aunque apenada. Recuerdo su bigote, porque tiene bigote. Recuerdo su manera de fumar. Recuerdo su cabello corto y canoso, aunque sólo tiene 34 años. Recuerdo con que curiosidad me preguntaba sobre el viaje, sobre mis padres, sobre mi país, si tenía planes en particular, qué quería hacer, qué buscaba allí... Recuerdo cada rincón de su casa, las veces que sonrió conmigo o por mí. Recuerdo con qué afán preguntaba acerca de los fines de semana. No quería que me aburriese o sintiese sola.
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"El asistente que llegó este año es chileno. Vive en Boulingrin, donde vivía Isaí, en el Lycée Flaubert, así que apenas lo veo. Pero no me interesa llevarme con él o relacionarme con él. La única asistente que quiero eres tú".
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Me hizo parte de su familia. Por medio de la confianza. Me confió lo que ella considera lo más importante: sus hijas. Nunca recibí un abrazo de su parte, excepto el día en que nos despedimos. "No llores, que me harás llorar". No quiso ir a la Gare. Su esposo me llevó. Su esposo me despidió. Sé que volveré a verla. Sé que se ganó el lugar que ocupa.
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Sus frases más recurrentes eran: "te voy a matar" y "me cago en la mar". Yo la molestaba cuando iba a clase con el madrileño que tan mal le caía: "Tengo clase con tu amigo". Chiappa Destra tomó una foto donde salimos ella y yo con su esposo, estando ella de vacaciones. Él nos llevó a recorrer las playas de Normandía. Chiappa, al ver la foto, dijo que se llamaría "Me cago en la mar".
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"Mi madre me dio mucho dinero antes de morir para ir a verte. Sólo por eso me lo dio. Y estoy muy mal, pero iré a verte y eso me consuela sólo un poco".
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Hoy vi niebla en las montañas. Recordé el día que me llamó para ver si había visto la nieve caer la noche anterior. "Por fin conociste la nieve... ¿estás contenta?"

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