Ayer en la mañana cuando iba camino a la chamba me sucedió una de las cosas que más me molesta que sucedan.
En el camino de ida a la chamba, un fulano se sentó a mi lado. Al principio pensé que los empujones que me daba con las piernas eran su forma machista de decirme que quería abrir más las suyas, así que no me dejé. Luego, en un alto, sentí algo como... ¿me estaba frotando la pierna?
Pensé que sólo movía su pierna al ritmo de la música que traía el chof, me quité un audífono y... no había música.
Miré al tipo de reojo y... tenía las manos moviéndose ligeramente alrededor del... paquete.
Me dio asco.
Estaba a punto de bajar.
Sólo debía aguantar unos segundos más... que se hicieron interminables.
Ni siquiera quise dirigirle la palabra al puerco éste para que me dejara pasar para bajarme. En varias ocasiones intenté empujarlo, cambiar la pierna de posición para bloquear la suya. Pero lo que no me cabe en la cabeza es... ¿por qué no hice nada?
Hace ya unos años, golpée a un tipo en plena calle por "mamasearme", ¿por qué con este cabrón no hice nada?
Cuando me paré para pasar y bajarme, el tipo me revisó hasta el color de chones, me le quedé viendo con ojos amenazantes... hijo de puta.
El resto del día me sentí asqueada.
La gente, insisto, es un asco.
1 comentario:
qué fastidio, ¿no? tener que andar a la defensiva todo el día en cuanto sales de casa... porque no falta. por suerte hay días buenos, tranquilos. pero sueno a resignación, ¿verdad? jeje.
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