Había una vez una Chloè que comenzaba a volverse una viejilla amargosa, de esas horrorosas que son tan fastidiosas como el ruido de la fresa perforando diente. Esta vieja Chloè se quejaba absolutamente de todo. Todo. TODO. Pues al parecer no estaba muy a gusto con la forma que estaba tomando su vida a esas alturas. Mucha gente decía que más que amargosa, era ambiciosa, pues siempre quería más de lo que tenía y no se conformaba con nada de lo que la vida le ofrecía. BitterChloè se pasaba los días pensando únicamente en todo lo que le molestaba y jamás en lo que la hacía feliz, por ello creía que huir era una buena opción. Lo tenía todo planeado: un buen día, tomaría sus cosas y se iría ahí donde su dedo sobre el Globo Terráqueo había apuntado aquella vez en el estudio del papá de Ciappa Destra. Desaparecería un tiempo, sin dar mayores informes, pensaría y comenzaría de nuevo en otro lugar; sin embargo, para que ese plan se llevara a cabo, hacían falta un par de cosas: dinero y un plan.
BitterChloè estaba consciente de ello y en realidad se negaba a huir así como así; aunque realmente no veía mucha opción para poner remedio a su situación de descontento. Lo pensaba y lo repensaba. 'Un día,' se decía una y otra vez, 'un día tomaré mis cosas y adiós...' y se dedicaba a rumiar su descontento mientras sus planes iban tomando forma.
En el proceso, BitterChloè conoció a un hombre que le devolvió una imagen parecida a la de sí misma y su visión cambió. Se olvidó de la amargura que la rodeaba y comenzó a ver poco a poco los colores brillantes que hace tanto tiempo no veía. Supo reconocerlos, sin embargo los aceptó con mucha cautela, pues su experiencia le dijo que no todo lo que brillaba era oro.
Paso a paso, Chloè fue deshaciéndose de todo aquello que le molestaba en un principio y su humor se fue modificando con cada paso. Dejó de ser triste, gris, amargosa y quejumbrosa. Comenzó a valorar cosas que hace mucho había valorado, pero a las que les había perdido el sentido y recuperó energías para hacer tareas que antes le parecían irrealizables.
Sigue dando pasitos de bebé, pues tuvo que re-educarse en muchos sentidos, como en el sentimental, pues poco a poco se había acostumbrado a dejar morir lo que sentía por pensar que probablemente era una inconforme y que su camino correcto era conformarse con lo que la vida le presentaba.
Chloè reflexionó incluso sobre las quejas y los argumentos de su amiga la Yahui y se dio cuenta que probablemente, pero no en todo, Yahui tenía razón. En otro tiempo y en otro lugar, BitterChloè habría dicho que tenía la razón y que Yahui podía irse por un tubo y ahí fue donde Chloè, con ayuda del hombre que había conocido, cambió el rumbo del camino.
Ahora Chloè ya no piensa en huir, sino en enfrentar las cosas, una a una y paso a pasito para poder ir decidiendo lo que quiere hacer de su vida, pues sabe bien lo que no quiere, pero para llegar a lo que quiere, le faltan aún muchos kilómetros.
1 comentario:
Saludos viejilla amargosa, a ver cuando me vienes a visitar a los mandriles (Madrizzzzz)...cuidate mucho y escribe algo nuevo, que yo siempre te ando observando 9_9 jaja me gusta esta carita 9_9
saludos amargosos
ya sabes que yo estoy igual de amargado
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