miércoles, 30 de mayo de 2007

This is the end.

Dos días más. Sólo dos días más.

El lunes que me fui de mi casa, ésa de la foto, no podía dejar de llorar. Iba en el tren, por última vez el recorrido R-P, los ríos que pienso son todos el Sena, y lloraba y lloraba me sorbía los mocos y volvía a llorar. Lo más difícil fue despedirse de M, G y A. G y A me veían llorar y bien sacadas de onda, ponían cara de que iban a llorar también. M me decía "no llores, que si no todos vamos a llorar ahorita" y yo tratando de aguantarme las lágrimas haciendo esfuerzos para que no se me salieran, hasta que me dolían los ojos de tanta represión. Viendo de reojo, creo que vi una lagrimita en los ojos de M, cosa que nunca antes había visto. Monsieur L me acompañó hasta la gare, cargó mis maletas y las dejó en el tren, me dio un abrazo fuerte y luego siguió el tren hasta que tomó velocidad (sí, ya sé, como de telenovela, ¡pero es bonito!).

Donde el corazón se me dobló bien feo y sentí la tripa que se hacía nudo, fue cuando pasamos por ése punto desde donde se puede ver todo R, con el río, la catedral, el edificio de l'autre, el edificio de la región... ahí sí, hasta los otros pasajeros me voltearon a ver con cara de "¡changos! creo que ésta va caminando hacia la silla eléctrica".

Luego mandé un mensaje a Ciappa Destra: "Je suis déjà sur le train, je peux pas m'arrêter de pleurer..." y ella me contestó, como si de verdad creyera que es un consuelo: "Ne pleure pas. Tu sera finalment entourée par tous ceux qui te aiment. J'ai cherché de parler avec A: il veut pas. Je suis en depression. Je sens quelque chose pour lui" pero creo que no entiende que me di cuenta que en R también conocí personas que me quieren y a quienes quiero... ¿será que ella no encontró a nadie así? De todos modos, me sacó de onda su manera de hacer inmediatamente las cosas sobre ella. ¿Por qué no me escribió antes para contarme que había querido hablar con A y que él no había querido? ¿Porque escogió el momento en que yo le escribí? Le contesté: "Mais tu sais que ça c'est pas vrai, cést seulment l'afection normale. Je suis trop hereusse, c'est pour ça que je pleure, en plus, j'ai aussi des personnes qui m'aiment et qui j'aime ici, ça tu le sais" y finalmente, ella contestó: "Faites attention avec el muerto. Biz et pense à moi quelque fois" como si quisiera en realidad darme a entender que no pienso en los demás, sólo en mí misma (de un modo es cierto y en eso, el muerto tiene razón, ser un poco egoísta no me va a hacer daño).
Veo las fotos del comienzo y me parece como si hubiera sido ayer que llegué a este mismo lugar con cara de susto y sin entender nada. Hubiese querido que el tiempo pasara más lento, pero no tengo ningún remordimiento de haber hecho o no haber hecho algo. Hice lo que pude hacer y quise hacer y tan tan. Ahora es cuestión de esperar al regreso para ver los resultados.
Jelipe anda otra vez como loco con eso de que no hace nada y se siente inútil y los demás lo hacen sentir peor de inútil. Anda deprimido y clavado en la onda de que está tocando fondo y no puede haber nada peor. Se lamenta de todo, pero cuando le digo algo, me reclama que no lo entiendo y que lo único que me pide es apoyo... ¿Pero qué clase de apoyo? ¿Apoyo de escucharlo y quedarme callada mientras me dice que piensa en meterse una bala en el cerebro? Desolée, pero eso no puedo hacerlo. Sabe mi historia familiar con eso de la "ayuda profesional" y la empastillada y aún así se atreve a decir que probablemente ésa sea su solución. No, no y no... creo que si se sigue clavando en estas ondas de "estoy muy mal y nada sirve" tendré que dejarlo, pero no por egoísta, sino porque no creo que sea muy sana para mí esa actitud. Sé que se oye ojete, pero es éso o viviré con un cargo de consciencia que no quiero tener. Sin embargo, aún tengo la esperanza de que todo cambie en cuanto vuelva.
Me doy tres días. Tres días para estar feliz de haber vuelto a casa, luego de ésos tres días, seguramente querré salir volando rumbo a otro lugar...

jueves, 24 de mayo de 2007

Etiquetas

Hace dos noches tuve una exageradísima bronca con Jelipe por una cuestión que ni siquiera nos afecta. Y todo porque según él, soy cerrada. ¡Diablos! Nunca nadie me había dicho algo tan horrible... Preferiría pensar que es todo lo contrario, que abierta soy, aunque quienes me conocen no me dejarán mentir al respecto. Como Yahuitl diría, prefiero pensar que agarro la onda y que conmigo no hay que meterse en explicaciones innecesarias de es blanco o es negro. Y eso es lo que me molesta, que hay gente que por fuerza necesita las etiquetas para vivir feliz y tranquilo, como Jelipe que dice que por el simple hecho de haberme besuqueado alguna vez con una mujer y haberlo disfrutado, soy gay o probablemente bisexual. Pero es que los hombres jamás de los jamases entenderán que el órgano erótico (ya no digamos sexual) más importante es el cerebro, y no el cazzo, como los tontitos piensan. Y entonces, según la visión (cuadrada, digo yo) de Jelipe no cabe la más mínima duda de que lo hice porque soy gay. Nada de que lo hice por saber qué sentía, nada de que lo hice por traspasar mis límites y demostrarme que todo está en el coco, entre otras razones. Según él, ésa onda mía de decir que me gusta una chica que veo en la calle o que tal o cuál mujer me llama mucho la atención es porque me quiero ir a la cama con ellas y no porque la chica en cuestión me despierte un tipo extraño de erotismo en el que me imagino que se sentirá tener ésas piernas o ésas pompas o ésos labios y autoerotizarme.
Según la visión cuadrada de Jelipe, entonces, o eres o no eres. No hay nada en medio. Y yo no sé, pero me parece que de tanto poner etiquetas, un día nos vamos a quedar sin espacio.
Me molesta mucho que la gente siempre tenga qué poner etiquetas a todo para sentirse a gusto: "mi novio", "mi casa", "mi coche", "soy gay", "soy straight", "soy bi", "soy arquitecto", "soy pintor", "soy poeta"... "eres un bueno para nada", "eres un pendejo", "es una puta", "somos un equipo", "son unos idiotas", "tu chica", "mi amante", "su cuchiplanchis", "mi marido"... y un sin fin de etcéteras. Me molesta más aún que cada vez que presentas a alguien a otra persona, tienes qué especificar qué relación tienes con él, pues si no, una de las partes involucradas termina ofendida. No hay nada más fastidioso que decir "mira, te presento a Jelipe, mi novio", porque a veces se les barre y terminan diciendo nada más "mira, te presento a MI NOVIO", en especial si son chicas que te presentan a su chico, no vaya a ser que en una de ésas se los vayas a bajar. Y lo mejor es cuando escuchas una conversación entre hombres estilo: - "¿Qué onda, güey, ya andas con Paquita?" -"No seas pendejo, cabrón, es mi movida"... Alguna vez también tuve una bronca por esto con Jelipe, pues cuando ha conocido a mis amigos y familia, siempre lo presento como "Jelipe" y tan tán. Pero un día me dijo "oye, no estaría mal que al Jelipe le agregaras que soy tu novio, ya son varios los que me preguntan quién soy..." y yo bien enojada porque creo que las personas primero son personas y después todo lo que quieran ser y que si él y yo sabemos la naturaleza de nuestra relación, pues a los demás debería importarles un cazzo. Y por el contrario, cuando llego a conocer a su familia y amigos, me presenta como "mira, es mi novia, Chloé" o sea, todo al revesado, porque para colmo, según sus ideas, primero soy su novia y luego soy Chloé... ¡Pues no y no y no! Insisto, primero la individualidad y las etiquetas a la chingada, porque la naturaleza de mi relación con él es cosa que sólo a nosotros debiera importarnos.
¿Por qué es tan difícil vivir sin etiquetas? Pues porque los seres humanos necesitan de los límites que les ponen ésas etiquetas, o sea, si yo digo "es mi cuchiplanchis" pues me estoy autoponiendo el límite de no enamorarme... ¿o no? Porque de plano sería alguien con quien me daría pena admitir que ando, entonces, pues que se quede en algo más lejanito. La bronca es cuando nos salen los tiros por la culata (sin albures de ningún tipo) y entonces el famoso cuchiplanchis se transforma en la madre o padre de nuestros hijos, o el macho bien macho sale con que se resbaló y se le hizo agua la canoa...
Por eso voto por la desaparición de las etiquetas, porque no por nada dicen por ahí que cae más pronto un hablador que un cojo y eso de las etiquetas, pues es nomás por chingar.
Y a propósito de chingar... ¿tons qué, soy cerrada?

Adicciones

Ahí viene. Ya lo siento subir. Adoro este momento previo a sentir el efecto... mi cerebro está a la espera. ¿Cómo será ésta vez? ¿Qué me hará sentir? ¿Tendré efectos secundarios? Qué más da... Está entrando, con garra, con fuerza... siento el pecho caliente, mi respiración se agita. ¿Eso fue una sonrisa? No, no lo creo. Más bien fue una risa ahogada. Esto me hace feliz, lástima que sólo sea felicidad momentánea. Pero por el momento no me importa, lo quiero y lo quiero todo aunque al final termine vomitando por la rabia y la indigestión que me provoca. Ya siento ésa garra que me estruja las entrañas y que me hace chiquitito el estómago. Mis intestinos comienzan a moverse y siento el movimiento de cada pliegue. Al final, la continua sensación de querer ir al baño. Es emoción pura. Tengo ganas de gritar, de hacer algo loco, me desinhibo... pero no, recuerdo que hay límites. La felicidad momentánea se va al cabo de sólo treinta segundos. ¿Qué puedo hacer para que dure más?
Luego vienen los efectos secundarios de siempre: la inseguridad, la rabia, la paranoia y mi estómago se siente con ganas de arrojar todo lo que no tiene dentro. Ésa es la parte que no me gusta.
Cada vez que el muerto me dice que me ama, no le creo. Cada vez que me dice que soy su media naranja me da horror pensar que él podría ser mi vida. Quiero decirle que se vaya a chingar a su madre, pero no le puedo dar ése gusto. Soy mucho más inteligente que eso y aunque las ganas me coman de decírselo y de verlo sólo para escupirle la cara, le hago creer que no le guardo ningún rencor, para que me siga diciendo que soy lo máximo, que soy su vida y que siempre haré de él lo que yo quiera. Ésta es mi nueva adicción. Volar alto, alto con sus palabras, hincharme hasta que todas las habitaciones de ésta casa se me hacen insuficientes para mí sola y luego desinflarme y estrellarme contra el piso al darme cuenta que puede decir lo que se le dé la gana, pero no le creo una sola palabra.
(léase este blog escuchando 2 Rights Make 1 Wrong, del disco Rock Action de Mogwai.)

martes, 22 de mayo de 2007

¡Quiero una pinche vida normal!

Je ne suis pas ce que je suis
J'ai bien le droit aussi de faillir, défaillir
jusqu'à mesurer le prix
Mais, qu'est-ce qu'il m'arrive?
Je dors au bord de mon lit.
Holden, Ce que je suis
Después de que la he estado haciendo de drama con la reaparición del muerto entre que sí y entre que no me afectó, pues sigo haciéndola de drama. Después de la noche de conversación para terminar en los temas donde yo quería que termináramos, he estado pensando. Me doy cuenta que siempre me dan por mi lado soñador, me dan por mi lado débil, por ese lado que se desvive por vivir una vida como la de las telenovelas o las películas de Meg Ryan y entonces me encuentro preguntándome si no será que todavía lo amo con todas las fuerzas de mi corazón y que pido a gritos que me agarren de las greñas para hundirme en el drama de la relación tan complicada que siempre he tenido con él.
Pero me doy cuenta que no necesito eso, pues independientemente de que estemos juntos (como pareja) o no, estoy hundida en el drama de la relación. Parece que no hace falta que estemos juntos para tener lo que quiero de él, pues ahora no me hace falta que me abrace, me bese o me haga el amor... ni siquiera se me antoja sentir sus labios o sus manos, sólo quiero que me diga que soy el amor de su vida y que estoy en todo lo que él hace y que no me voy, que no me he ido y que no me voy a ir. ¿Pero por qué?
¿Por qué carajos es éso lo que quiero ahora de él? ¿Porqué necesito que me diga que me ama a pesar de que no quiere estar conmigo ni yo con él? Por eso me pregunto todos los días antes de hacer cualquier otra cosa si no será que lo amo, aunque jure y perjure lavarme la boca con detergente y cloro el día que vuelva a decirlo. Pero decirlo es una cosa... ¿y sentirlo?
Ni siquiera estoy segura de sentirlo... lo que siento son ganas de decirle que es un hijo de la chingada, un cabrón sin límites, un idiota, un pendejo... pero no lo voy a hacer, no le voy a dar gusto.
¿Se puede amar a dos personas? Porque a mi Jelipe lo adoro, lo amo y me muero de ganas de verlo de nuevo. Necesito sus besos, sus abrazos, las tardes post-lluvia caminando por el centro con un helado en una mano y la suya, huesudita y fría, en la otra, las tardes de películas interminables, de besos furtivos, de risas ahogadas entre almohadas y cabezazos en las paredes de su cuarto, las noches de alcohol y pláticas de nada; pero el muerto me resulta también interesante, sobre todo cuando me dice todas ésas cosas que quiero escuchar.
He contado ésa historia mil y una veces, buscando que pierda el sentido de repente, pero no lo logro. Cada vez que la cuento siento el corazón calientito, sonrío recordando las situaciones y las palabras... pero sé bien que éso ya fue y que no volverá a suceder. Porque encima de todo, ahora lo pienso y me da hueva. Me da hueva pensar en tener todo eso en este momento en mi vida. Porque estoy harta de la magia, porque estoy harta de no tener una vida como la de la gente promedio, que conoce gente y se casa con ellos sólo por no quedarse sola en la vida... ¿Por qué no puedo ser así? ¿Por qué tengo que desear una vida así de complicada?
No quiero la gloria de un poeta, no quiero la gloria de una estrella de rock, no quiero la gloria de tener la historia más bella del mundo, porque no la tengo, ésa historia ya no es mía, es de mi memoria, que a veces me traiciona y se acuerda tanto que me hace pensar que es real, que aún vive y que aún siento lo que sentía. O tal vez son sólo las ganas de complicarme la vida hasta el límite para hacer de mi vida un poco menos aburrida. ¡Pero si mi vida no es aburrida! ¿O sí?
Sólo sé que quiero una vida normal...
A Heart That's Full Up Like a Landfill
I'll take a quiet life
A handshake of carbon-monoxide
with no alarms and no surprises.
Radiohead, No Surprises
No voy a decir que no pienso en él porque sería una gran mentira. Hay días que pienso mucho más en él que los demás. Lo que no termino de entender es por qué lo pienso tanto si NO quiero estar con él. ¿Será que al final tiene razón y él también es mi media naranja? Pero yo no quiero que lo sea, creo que no merece ésa etiqueta, no puede ser que una pinche historia tan culera dé como resultado que él también es mi media naranja... No puedo aceptar que sea alguien como él quien se lleve ése crédito.
Pero para mi desgracia, es ya mucho tiempo el que llevo metida en ésta historia como para decir que no es la más importante de mi vida. Se llevó mi adolescencia y con ella he crecido tanto... y no puedo imaginarme sin ella. Y que impotencia siento de no poder desecharla de no poder sacármela.
A mi Jelipe lo amo, de éso estoy segura, y quiero que él sea mi vida. ¿Podré llegar tan lejos con él como para lograrlo?

Adopté un feto

No se olviden de darle una caricia a mi nueva adquisición...

lunes, 21 de mayo de 2007

Cada quién sus gustos

I remember when,
I remember when
I lost my mind...
Gnarls Barkley, Crazy
¿Pues pa' qué digo que no si sí? Me gusta el drama, me gusta el teatro, me gusta que en mi vida haya cosas que me saquen de control, unas más fuertes que otras, eso seguro, pero pues qué, cada quién sus perversiones, ¿no? Y las mías son... hacerme que no pero sí.
No por nada me pasé toda la noche en vela hablando con el muerto, por internet, que si no me sale caro... hablando de babosadas, presumiendo mi vida en Francia, leyendo sus broncas existenciales todo para que al final me dijera lo mismo de siempre, que yo soy doña Chingona. ¿Y para qué lo niego? me encanta buscármela y que me la den, me encanta ser la mera mera, me encanta ser una hija de la guayaba que logra lo que se le hinchan los ovarios.
Ni qué decir de cómo me hinché cuando me dijo que debo ir a visitar a sus papás que aún lo molestan por dejarme ir... ni qué decir de lo alto que volé cuando me dijo "por tercera vez, no te has ido, a menos que te quieras ir"... menos hablar de el súper boost de ego que me dio cuando dijo que soy encantadora, su media naranja, y que me ama... ya sé, ya sé, soy doña Chinguetas, como mi mamá siempre me lo dijo.
Pero esta vez hay una diferencia: siento chido que me lo diga, me infla el ego, pero sólo por unos segundos, porque no le creo... esta vez no correré como una niña asustada a sus brazos, pensando que nadie más puede quererme, pensando que para mí no hay nada más que lo que él puede darme y creo que por eso no hago lo que me dice mi razón: cortar de tajo esos contactos, por muy seguros que sean y sólo se trate de tontas conversaciones en el msn. Pero debo admitir que es adictivo eso de que lo llenen a uno de adulaciones, lo malo es que es como la droga: los efectos no duran toda la vida.
Sé que me van a decir que estoy jugando con fuego y pronto, cuando menos me lo espere, voy a quemarme, que no debo dar pie a que me diga todas esas cosas, que ya sé cómo son las cosas con él y demás, pero me gusta creer que se puede amaestrar alacranes, aunque termine uno envenenado. Ahora me siento intocable, pues por el momento, su veneno no me alcanza... me dice una y otra vez que me ama, pero que no quiere estar conmigo... porque según él, nuestra relación está más allá del bien y del mal (chale!) y yo me siento segura porque no quiero estar con él.
Se siente chido decirle "chinga tu madre" y que se aguante porque sabe que lo merece. Se siente chido que me diga que ahora en mi papel de hija de puta soy aún más atractiva de lo que era antes y lo mejor es que no le creo ni una sola palabra, aunque quiera, no le puedo creer por eso, me siento el tragafuegos, amaestrando al alacrán.
Y probablemente es eso lo que me excita y orgasmea... estar en el ojo del huracán.

jueves, 3 de mayo de 2007

Mándalo lejos

Ah, por cierto, con eso de que Jelipe anda portándose medio raro y de un humor un poco rancio, pues se me ocurrió contarle que el muerto me había buscado.
- Mándalo a la verga... No estoy jugando... Mándalo lejos.
Eso fue lo que me dijo sin pensarlo.
No me agradó su tono de órden. Si en toda mi vida he hecho lo que se me han hinchado los ovarios, ahora no es momento de empezar a obedecer.
No me gustó su respuesta. Debo ser sincera: aunque haya sido también lo primero que pensé cuando leí el mensaje del muerto ésa es una decisión que prefiero tomar yo sola. Además, como dice Yahuitl: no es tan malo tener en nuestras vidas, de alguna manera a la gente que en algún momento hemos querido.
Por lo pronto, Jelipe no interviene en la decisión que tome, pero es seguro: de hacerlo, no diré una palabra, aunque no me guste esconder secretos, pues me hace sentir culpable.

Todavía hay algo

Las personas con las que he platicado la reaparición del muerto, me han dicho que por qué no trabajar con él, que eso sería la prueba máxima para darme cuenta que lo he superado. Pero a lo que le tengo miedo es a no haberlo superado, a ser aún tan idiota como para tropezar con la mismita piedra por tercera vez... Cualquiera diría que a estas alturas debería ya haber aprendido algo, no? Pues no, o tal vez sí... pero me da miedo descubrirlo.
Pienso y repienso las cosas, tal vez no esté tan mal ayudar. Sería la prueba perfecta de que ya no queda nada. Pero si algo aprendí de la última tropezada, es que la gente no cambia. O al menos no como queremos que lo hagan...
No soy la misma, lo sé, no soy la misma que era hace unos ocho meses y mucho menos la misma que era hace casi dos años. Sé que tengo una ventaja ahora: estoy consciente de lo que no quiero de él. Pero también sé que otras veces a él poco le ha importado y ha seguido insistiendo... cómo se hace para demostrar que no hay nada?
Tal vez, todavía hay algo... la idea de que en un mundo perfecto, los ex pueden ser tus amigos incondicionales y padrinos de los hijos que quieres tener con alguien más...

martes, 1 de mayo de 2007

What do you want from me?

Como si necesitara algo más. Como si necesitara una sola presión más en este momento en que me siento tan horriblemente mal y con un hoyo continuo en la panza porque se me acabó el viaje. Vienen los muertos y escriben como si apenas ayer nos hubiéramos despedido para vernos mañana. Hacía casi dos años que no sabía de ti. Y tampoco quería saber, pero luego llegué aquí y al estar logrando uno de mis sueños, me acordé que también era uno de nuestros sueños y lo quise compartir. Y ahí va la burra al trigo "estoy en Francia" te escribí. Pero no esperaba que me contestaras, sólo que leyeras y sonrieras sabiendo que lo había logrado. Mas por cortesía o qué sé yo qué chingados, me respondiste un "felicidades" lleno de fantasías, como siempre... que si te daba gusto que yo fuera la que siempre habías pensado que yo era (en tu corazón o en la vida?), que si chido por mí y la manga del muerto... pero dejé todo ahí. Me dio miedo dejarme llevar por mis impulsos de nuevo y terminar donde ahora menos que nunca quería.
Ahora, vienes, o escribes o apareces, como quieras llamarlo, de un momento a otro, de la nada, como los fantasmas y me preguntas si quiero trabajar para tí... que por que no le tienes confianza a nadie más, que porque no hay nadie más chido que yo (blah blah) y nadie que te conozca tan bien (ça veut dire, tes chansons parlent de moi, encore?). Y dónde diablos queda el "ni siquiera podemos ser amigos" que me dijiste en aquél día fatal? Tal vez me adelanto a las cosas, tal vez malinterpreto al leer entre líneas que no debo leer... "sólo quiero trabajarlo con alguien con quien pueda tener tiempo" (tu redacción y ortografía fatales... quiere decir que quieres trabajarlo con alguien que pueda tener tiempo para hacerlo bien o con alguien con quien tú quieres compartir algo de tiempo?)
Qué más quieres de mí, si ya te lo he dado todo, hasta la última gota de mi sudor y al final sólo dijiste "you and I are a gang of losers"? Odio los días de muertos... los días en que los muertos suelen levantarse y venir a provocar todo tipo de catástrofes, sobre todo emocionales...