lunes, 21 de mayo de 2007

Cada quién sus gustos

I remember when,
I remember when
I lost my mind...
Gnarls Barkley, Crazy
¿Pues pa' qué digo que no si sí? Me gusta el drama, me gusta el teatro, me gusta que en mi vida haya cosas que me saquen de control, unas más fuertes que otras, eso seguro, pero pues qué, cada quién sus perversiones, ¿no? Y las mías son... hacerme que no pero sí.
No por nada me pasé toda la noche en vela hablando con el muerto, por internet, que si no me sale caro... hablando de babosadas, presumiendo mi vida en Francia, leyendo sus broncas existenciales todo para que al final me dijera lo mismo de siempre, que yo soy doña Chingona. ¿Y para qué lo niego? me encanta buscármela y que me la den, me encanta ser la mera mera, me encanta ser una hija de la guayaba que logra lo que se le hinchan los ovarios.
Ni qué decir de cómo me hinché cuando me dijo que debo ir a visitar a sus papás que aún lo molestan por dejarme ir... ni qué decir de lo alto que volé cuando me dijo "por tercera vez, no te has ido, a menos que te quieras ir"... menos hablar de el súper boost de ego que me dio cuando dijo que soy encantadora, su media naranja, y que me ama... ya sé, ya sé, soy doña Chinguetas, como mi mamá siempre me lo dijo.
Pero esta vez hay una diferencia: siento chido que me lo diga, me infla el ego, pero sólo por unos segundos, porque no le creo... esta vez no correré como una niña asustada a sus brazos, pensando que nadie más puede quererme, pensando que para mí no hay nada más que lo que él puede darme y creo que por eso no hago lo que me dice mi razón: cortar de tajo esos contactos, por muy seguros que sean y sólo se trate de tontas conversaciones en el msn. Pero debo admitir que es adictivo eso de que lo llenen a uno de adulaciones, lo malo es que es como la droga: los efectos no duran toda la vida.
Sé que me van a decir que estoy jugando con fuego y pronto, cuando menos me lo espere, voy a quemarme, que no debo dar pie a que me diga todas esas cosas, que ya sé cómo son las cosas con él y demás, pero me gusta creer que se puede amaestrar alacranes, aunque termine uno envenenado. Ahora me siento intocable, pues por el momento, su veneno no me alcanza... me dice una y otra vez que me ama, pero que no quiere estar conmigo... porque según él, nuestra relación está más allá del bien y del mal (chale!) y yo me siento segura porque no quiero estar con él.
Se siente chido decirle "chinga tu madre" y que se aguante porque sabe que lo merece. Se siente chido que me diga que ahora en mi papel de hija de puta soy aún más atractiva de lo que era antes y lo mejor es que no le creo ni una sola palabra, aunque quiera, no le puedo creer por eso, me siento el tragafuegos, amaestrando al alacrán.
Y probablemente es eso lo que me excita y orgasmea... estar en el ojo del huracán.

3 comentarios:

Adolfo Vergara Trujillo dijo...

Bueno, me gusta es texto.
Lo encontré al googlear el título del cuento "Amaestrando al alacrán". Luego, en tu perfil, decía que uno de tus libros preferidos es "Freak"; y quizá te refieres a "Freak y otros tormentos".
Gracias, si es así.
Perdona la confusión, si no lo es.
Saludos de cualquier forma.
Adolfo

Adolfo Vergara Trujillo dijo...

Bueno, me gusta es texto.
Lo encontré al googlear el título del cuento "Amaestrando al alacrán". Luego, en tu perfil, decía que uno de tus libros preferidos es "Freak"; y quizá te refieres a "Freak y otros tormentos".
Gracias, si es así.
Perdona la confusión, si no lo es.
Saludos de cualquier forma.
Adolfo

Chloè dijo...

Efectivamente, lo es. Gracias por la corrección.