lunes, 20 de agosto de 2007

Herencia

Creo que entre mi tía y mi mamá ha habido rivalidad desde siempre. Hay una anécdota que lo resume todo: mi mamá cuenta que una vez su hermana le quemó su muñeca favorita y ella en venganza, metió el oso favorito de mi tía a la lavadora. Mi tía, sobre el mismo asunto, cuenta que mi mamá le metió el oso a la lavadora como una maldad sin razón. Cabe aclarar que la lavadora era una de ésas viejitas, viejitas, que no lavaban la ropa, sino que la destrozaban, además de que no había secadora, sino un par de rodillos que dejaron al oso pachón plano, planito. La cuestión es que vaya usted a saber quién dice la verdad, pero de que hay rivalidad, la hay.
Mi prima, hija de la tía del oso aplanado, jura que ésa rivalidad se pasó a nuestros genes por simple ley de la herencia. Pero para que éso fuera cierto, tendría que haber un sentimiento de envidia de los dos lados.
Los recuerdos que tengo de mi mamá cuando era niña, son de sus collares, de sus aretes, de sus pulseras, de sus anillos, que como siempre, eran muy vistosos. También recuerdo que cada sábado que llegábamos a casa de mis abuelos a comer, mi tía siempre se desvivía en cumplidos por los accesorios que usaba mi mamá. A veces con mucha renuencia, terminaba regalándole alguna de las cosas que traía puestas. A mi parecer, mi tía a veces hacía los cumplidos con tanta insistencia porque sabía lo que podía lograr... claro que no siempre lo lograba, porque por muy desprendida que pudiera ser mi mamá, a veces había cosas que le gustaban demasiado como para regalárselas a su hermanita.
Mi mamá es a veces muy dada a contar historias de cuando estaba en la escuela con su hermanita y si uno le pregunta qué era lo que más le chocaba de estar en la escuela con ella, mi madre siempre cuenta lo siguiente: cuando mi mamá ya estaba en la prepa y mi tía aún en la secundaria, cada mes era la misma bronca. Mi tía no llevaba una cuenta de en qué día del mes podría caer su periodo, así que cada vez era el mismo cuento y terminaba manchándose hasta el delantal del uniforme. Entonces iba con su cara mustia a pedirle su delantal a mi mamá. Lo peor de todo es que medio salón de mi mamá se daba cuenta, pues siempre iba a sacarla de clases. Alguna vez, mi mamá dejó de prestarle su delantal con tal de obligarla a ser más responsable. ¿Y mi tía qué hizo? Le echó montón con sus amigas, que tacharon a mi mamá de cruel. Sabrá dios si sea cierto éso de que era cada mes, pero es claro que hoy día mi tía no habla de ésos incidentes.
Mi prima jura y perjura desde hace muchos años que yo le guardo rencor por haber sido la consentida de la madre de mi mamá. La verdad es que nunca me hizo falta serlo. ¿Quién querría ser la consentida de ésa señora, viendo cómo salió mi prima? Pero creo que tiene que inventar algo así con tal de excusarse de todas las envidias que siente hacia mí y que un día me confesó. A sus ojos, he sido todo lo que ella ha querido pero no ha podido ser. Y no tendríamos más de doce y once años cuando me lo dijo: "tú eres todo lo que yo siempre he querido ser, eres bonita, eres inteligente, eres estudiosa, eres delagada, todo el mundo te quiere y a mí nadie me quiere..."(Diablos... ¿podría haber razones más superficiales?). Pero uno no puede pretender que se le quiera cuando da una puñalada a la espalda de toda la gente que ha hecho lo posible por quererte.
Mi mamá cuenta que cuando ella tenía un año y yo estaba recién nacida, en mi carreola, uno de los sábados en casa de los abuelos, mi prima tomó un cepillo y me pegó con las cerdas en el ojo. ¿Qué pude haberle hecho yo para que así se defendiera? Cuando éramos más grandes, una tarde en casa de la abuela, jugábamos a las telenovelas (juego sugerido por ella, puesto que en mi niñez, tenía prohibido verlas) y representamos una escena donde yo era la mala (¡vaya! tal vez en su cabeza no era una escena... ahora que lo pienso) y ella la buena y por alguna razón peleábamos y yo terminaba diciéndole "¿ah sí? ¡Pues tú no tienes papá!". Lo cual, de cierta forma, era cierto, pues sus papás se habían divorciado hacía poco y su papá, cual desobligado cualquiera, había dejado de hacerse cargo de ella. Lo que aún no entiendo es si alguien escuchó ésa conversación y la malinterpretó o si mi prima la contó en versión hardcore a propósito, el punto es que unos días más tarde, media familia me regañó por ése jueguito: "¡Niña, ésas cosas no se dicen, piensa qué sentirías tú en su lugar!"
Alguna vez, mi mamá tuvo que recoger también a mi prima en la escuela por alguna razón. Nos dieron de comer aquí en la casa, hicimos la tarea y nos bañaron. El problema fue que las rodillas y codos de mi prima estaban percudidos y mi mamá le dijo que se los tallara bien. Como todo niño flojo, mi prima se talló con desgano y mi mamá le ofreció tallarla en su lugar. Resultado: días después, toda la familia decía que mi mamá era una tal por cual por haber maltratado a mi prima sólo por no querer tallarse bien rodillas y codos.
Y la historia con ellas así ha seguido, pues tanto mi tía como mi prima no han parado de calumniar una y otra vez a mis papás. Mi prima asegura incluso que mi padre abusó de ella, las dos juran y perjuran que mis padres me golpeaban cuando era niña, cuando yo no tengo más que uno o dos recuerdos de un par de nalgadas cuando era niña y no creo que uno pueda borrar los "sentimientos dolorosos" a voluntad, recordando unos sí y otros no. Incluso, cuando era adolescente, me decían que si mi mamá no me hablaba con la verdad de algún tema (quiero suponer que hablaban de la onda de las abejitas y los arbolitos) fuera a verlas para que ellas (¡ja! y sobre todo mi prima) me explicaran, pues no querían que yo terminara de madre soltera y encima, adolescente.
¡Zas! A menos que haya tenido un hijo, que me hayan quitado y borrado de la memoria y que todo lo que he logrado en mi vida esté sólo en mi cabeza, creo que alguien exagera un poquitito...

2 comentarios:

Psiconauta dijo...

Hey! Excelente relato, me encantó, esto es lo que cuando entro a tú página me encanta encontrarme. Además de que conozco a tu prima jajajaja.

Besos
CF

x dijo...

Zas, mujer, se necesita valor para hablar de estos temas tan escabrosos, ¿eh?

Además, como Christian, también tengo el placer, así que... ¡Sí, claro, cooomo nooo!

¡Abrazo!