lunes, 3 de septiembre de 2007

Levantando ámpula

Bueno niños, ¿ahora resulta que trato mal al Jelipe? No, queridines. A veces creo que es necesario un jalón de orejas bien firme y fuerte para obtener ciertas cosas que de otra manera se darían por sentadas.

Muchos se han de preguntar por qué sigo con el Jelipe si hay tantas cosas con las que no estoy de acuerdo de él. Es un poco complicado de explicar, sobre todo porque a lo mejor muchas de mis razones ni siquiera son tan válidas. Pero lo intentaré, no para justificarme, sino para que vean que no va por pura necedad mía todo eso de los berrinches. Pero para eso debo tal vez regresar al inicio de la historia, así que siéntense bien derechitos, póngase sus lentecitos, prendan un cigarrito y pongan una jarrita de café a calentar porque Chloè va agarrando vuelo (ni pedo, güeyes, ahora se aguantan por andar simpatizando con el Jelipín)


Mon Coeur, Mon Amour


Luego del desmadre que fue lo del muerto, pensaba que jamás de los jamases iba a parecer alguien que me moviera el tapete así de grueso, que me trajera verdaderamente de nalgas y a quien yo trajera igual y todo ese desajuste emocional que se vive luego de una relación como la que yo viví con el muerto ("si él no me quiere, nunca nadie me va a querer"). Muchos saben que esa segunda vez, yo juraba que terminaba casada. Sin embargo, al muertito le dio frío y ni paper, a recomenzar.

Unos meses después de todo el drama de la separación, el Jelipín empezó a figurar en el panorama. No era una relación así como muy cercana ni nadie le tiraba el can a nadie. Platicábamos de lo que nos gustaba (que ni de chiste era parecido) y nos dejábamos mensajines en el myspace. Luego comenzamos a platicar por el msn y todo bien tranquis. Más por compromiso que por otras razones, de repente nos decíamos que sería chido conocernos, pero como que nunca lo tomamos en serio. Creo que lo que buscábamos era tener un amigo y una amiga con quien de pronto compartir un gansito, un cigarro y chisme en plena banqueta. Incluso llegué a darle mi teléfono, pero nunca pudimos coincidir.

Esa etapa del teléfono fue cagada. Yo le había dado mi celular porque nunca me ha gustado que mis papás me pregunten "¿quién era?" cada vez que alguien me llama, de donde sea. Odio dar explicaciones. Así, para los dos era más fácil, pues él podía llamarme de su chamba.

Unas semanas antes de conocernos, mi nana, que además había sido nana de mi mamá y sus hermanas, murió, así que fuimos a velorio, rosarios, misas... En una de esas, estaba en una de las misas, llorando a moco tendido, acordándome de los momentos bonitos que pasé con mi nana cuando el celular comenzó a vibrar dentro de mi chamarra. Me sequé las lágrimas y me sorbí los mocos, carraspée para liberar mi garganta y salí para contestar. Del otro lado, una voz me dijo "Perdón, señorita, ¿ahí venden tortas?" No sabía si pendejear al güey o soltarme llorando, ni siquiera sabía qué contestar. Me decidí por el enojo. "Está equivocado", dije. Y entonces él se sacó de onda y me dijo "¿sabes quién habla?" "No", le dije. "Soy Jelipe..." Me dijo un poco como excusa. "Lo siento, me agarras en un mal momento..." le expliqué dónde estaba. Creo que se le caía la cara de vergüenza, se disculpó y dijo que me llamaría otro día. Y lo hizo, pero siempre las circunstancias eran igual de oportunas.

Un buen día, por messenger, decidimos que sería chido conocernos. Así que quedamos dos días después en Coapa (¿por qué diablos estará Coapa en mi Karma?). Llegué hora y media tarde, nunca me pude explicar el por qué, pero por fortuna, él seguía esperándome. Tal vez porque me las olía de lo que sucedería unos minutos después. Yo recuerdo haberlo visto y que mi mente se quedó en blanco, me pareció guapísimo. Pero mis estúpidos prejuicios me hicieron pensar que tal vez no tendría ni un gramo de inteligencia.

Cuando me dí cuenta, habíamos pasado seis horas en un café hablando y hablando.

Quince días después, nos dimos nuestro primer beso y lo que luego pasó fue que nos dejamos llevar. Pasé con él 8 meses increíbles, donde aunque sabía que me iría, mi idea era darle lo mejor de mí y dejar que él me quisiera. Sonaba gandalla dejar que se enamorara perdidamente, sobre todo cuando sabíamos que me iría, pero él quiso y yo quise. Y bajo advertencia no hay engaño.
Mi idea también era por fin sacarme al muerto de la cabeza, aunque sabía que eso no sería tan fácil, pero Jelipe me ofrecía la oportunidad de resarcir mis errores y descubrir en dónde estaba fallando.
I've found my soldier girl, she's so far away
Las cosas empezaron a fallar exactamente el día que le dije que no lo extrañaba. Ya estaba en Francia y un buen día lo llamé y me dijo "cuando te fuiste, me pasé tres días llorando". En ese momento no entendí por qué se había deprimido tanto si seguíamos juntos, si los dos estábamos vivos, aunque no físicamente juntos, y nos seguíamos queriendo. Yo quería que él estuviera contento por mí, porque estaba logrando uno de los sueños de mi vida, aunque entendía que era difícil para él estar en un lugar donde todo lo recordaba a mí. No quise cargar con el dolor de pensar que si algo malo le sucedía, sería mi culpa. Cuando le dije que no lo extrañaba, pensaba en alivianarle el sentimiento de que todo estaba mal, quería que se diera cuenta de que a pesar de todo, no tenía que sufrir porque yo me sintiera mal. Sin embargo, él lo tomó por otro lado y empezaron las broncas.
El resto de la historia ya se la saben: está llena de celos, mentiras, peleas... pero tengo bien claro por qué sigo y quiero seguir. Estando sola, aprendí que no puedo ir por la vida abandonando gente sólo porque no me convence alguna cosa en particular de ellos. No puedo seguir huyendo sin dar pelea y sin decir ni "agua va". Esta vez quiero enfrentar los problemas y aprender a resolverlos, que fue lo que no hice con el muerto. Él siempre sacaba los problemas y proponía soluciones, mientras yo me sentaba a llorar pensando que la que estaba mal era yo, porque en realidad, en esa relación, yo era Jelipe y no sabía pedir lo que necesitaba.
No quiero ser la mala de la historia y aparecer en los libros como la rompecorazones por excelencia, quiero ser una chica valiente que se enfrenta a los problemas y los resuelve, cueste lo que cueste. Quiero que Jelipe y yo crezcamos y trabajemos juntos porque nos queremos... además, ¿no dicen: el que quiera azul celeste que le cueste? Yo quiero azul celeste.

1 comentario:

Psiconauta dijo...

Chloe: La vdd es que yo te considero super super valiente, tienes los calzones bien puestos y no creo ke haya un ser humano en el planeta que piense lo contrario. A mí me encanta tu novela semanal del corazón..y si vieras cuanto he ahorrado en comprar semanales de "Risas y lágrimas" me cobrarías suscripción a tu blog. Lo que más me gusta de leerlo es que nunca se a ciencia cierta que voy a encontrar, a veces en encuentro una gatita, a veces una pantera y a veces un gato huevón tirado al sol. Pero lo que siempre se que voy a encontrar es una serie de pensamientos honestos, complicados y simples que me encantan. La relación con el Jelipe esta cañona y si fueramos a un Jerry Springer yo votaría por flagelarlo al el en TV y a ti darte un patín por esta relación love/hate que nos encanta.

Pd. No es que estemos a lado del jelipe, es que nos gusta el "chow"

jajajaja
Besos
CF