martes, 23 de septiembre de 2008

No more complaints

Había una vez una Chloè que comenzaba a volverse una viejilla amargosa, de esas horrorosas que son tan fastidiosas como el ruido de la fresa perforando diente. Esta vieja Chloè se quejaba absolutamente de todo. Todo. TODO. Pues al parecer no estaba muy a gusto con la forma que estaba tomando su vida a esas alturas. Mucha gente decía que más que amargosa, era ambiciosa, pues siempre quería más de lo que tenía y no se conformaba con nada de lo que la vida le ofrecía. BitterChloè se pasaba los días pensando únicamente en todo lo que le molestaba y jamás en lo que la hacía feliz, por ello creía que huir era una buena opción. Lo tenía todo planeado: un buen día, tomaría sus cosas y se iría ahí donde su dedo sobre el Globo Terráqueo había apuntado aquella vez en el estudio del papá de Ciappa Destra. Desaparecería un tiempo, sin dar mayores informes, pensaría y comenzaría de nuevo en otro lugar; sin embargo, para que ese plan se llevara a cabo, hacían falta un par de cosas: dinero y un plan.
BitterChloè estaba consciente de ello y en realidad se negaba a huir así como así; aunque realmente no veía mucha opción para poner remedio a su situación de descontento. Lo pensaba y lo repensaba. 'Un día,' se decía una y otra vez, 'un día tomaré mis cosas y adiós...' y se dedicaba a rumiar su descontento mientras sus planes iban tomando forma.
En el proceso, BitterChloè conoció a un hombre que le devolvió una imagen parecida a la de sí misma y su visión cambió. Se olvidó de la amargura que la rodeaba y comenzó a ver poco a poco los colores brillantes que hace tanto tiempo no veía. Supo reconocerlos, sin embargo los aceptó con mucha cautela, pues su experiencia le dijo que no todo lo que brillaba era oro.
Paso a paso, Chloè fue deshaciéndose de todo aquello que le molestaba en un principio y su humor se fue modificando con cada paso. Dejó de ser triste, gris, amargosa y quejumbrosa. Comenzó a valorar cosas que hace mucho había valorado, pero a las que les había perdido el sentido y recuperó energías para hacer tareas que antes le parecían irrealizables.
Sigue dando pasitos de bebé, pues tuvo que re-educarse en muchos sentidos, como en el sentimental, pues poco a poco se había acostumbrado a dejar morir lo que sentía por pensar que probablemente era una inconforme y que su camino correcto era conformarse con lo que la vida le presentaba.
Chloè reflexionó incluso sobre las quejas y los argumentos de su amiga la Yahui y se dio cuenta que probablemente, pero no en todo, Yahui tenía razón. En otro tiempo y en otro lugar, BitterChloè habría dicho que tenía la razón y que Yahui podía irse por un tubo y ahí fue donde Chloè, con ayuda del hombre que había conocido, cambió el rumbo del camino.
Ahora Chloè ya no piensa en huir, sino en enfrentar las cosas, una a una y paso a pasito para poder ir decidiendo lo que quiere hacer de su vida, pues sabe bien lo que no quiere, pero para llegar a lo que quiere, le faltan aún muchos kilómetros.

lunes, 16 de junio de 2008

Ruptura

No mentiré diciéndote que no vi tu mensaje sino hasta hoy. Lo ví anoche. Lo leí y lo releí, escuché y escuché y pensé mucho. Hoy respondo, porque es lo correcto.
Pensé esperar a que se te pasara el coraje para poder hablar contigo, pero creo que así sea hoy o dentro de un mes, el resultado será el mismo. Sé que te lastimé y te estoy lastimando, no sabes el dolor que siento al hacerlo y saberlo. Sólo creo que debes saber el por qué. Respeto tu decisión de no querer hablarlo, pero lo que no voy a aceptar es que te cierres a no saber lo que quiero decirte.
Pienso que hacerte pasar por mis ciclos de manía en que quiero botarlo todo e irme, que además se repiten con mucha insistencia, no es mi idea de lo que quiero que obtengas de mí. Quisiera poder ser siempre la mujer que buscas, de quien te enamoraste, la mujer divertida y con quien podías pasar toda una noche sólo hablando y hablando, siendo tú; aquélla mujer que no te juzgaba, sino trataba sólo de darte lo mejor de sí. Con mucha tristeza veo que me he convertido en un ser amargado y quejumbroso contigo. Y pecaría de egoísta si te hago pasar una y otra vez por ello hasta que llegue el día en que te canses. Prefiero que conserves los pocos buenos recuerdos que pudieras tener de mí y no que termines odiándome, como tarde o temprano pasaría si, montada en mi egoísmo, te hiciera vivirme con todo lo malo que ahora tengo, aún si en ello me arriesgo a perderte.
No quiero que ni tú ni yo vivamos en función del otro, haciendo de sus éxitos, los nuestros, y de su vida, nuestro camino, sacrificando en el proceso lo que somos y lo que queremos, porque por mucho que nos amemos, a la larga saldrán a relucir los reproches. No podría darte la pena de que tuvieras a tu lado una mujer que viva en el 'pudo ser y no fue'; no quiero que cargues la culpa de haber sido el causante de mi mala toma de decisiones.
En mi cabeza ha dado vueltas una idea desde hace ya algún tiempo: quiero buscar irme de nuevo. Al pensarlo, tus palabras resuenan también en mi cabeza, aquellas que dijiste cuando te conté que quería quedarme algo más de tiempo en Francia: 'No creo poder soportar más tiempo así'. Y yo tampoco sería capaz de hacerte pasar una vez más por ello.
Sé que debes estarme odiando por haber tomado esta decisión. Sé que ahora no entiendes y quisieras pensar que es sólo un mal sueño. También sé que por más que te lo pida, no podrías ser mi amigo, pero sólo te recuerdo que las cosas no son sólo negras o blancas, hay matices en medio y que ser amigos es sólo una más de las opciones que tengo y ofrezco para seguirte teniendo en mi vida sin exigirte nada a cambio. Ser amigos se escucha fácil, pero exigirá de ambos cosas que tal vez en este momento no estés dispuesto a dar. Lo entiendo. Lo respeto. Mas sábete que para tí, siempre hay, hubo y habrá un lugar.
Te quiere,
Chloè Cihuacóatl Guibert

domingo, 15 de junio de 2008

15

No sé qué diablos tienen los idus.
Hace tres años me encontraba frente al muerto. Llorando, sin poder rebatir nada ante su 'somos unos losers'. Sabía que él quería dejarme, tal vez no por los motivos por los que estaba exponiendo ('quiero construir algo contigo, pero no puedo llegar con las manos vacías', 'quiero que seas otra persona, Chloè, que hagas realidad ese sueño que siempre has tenido'), sintiendo un hueco en la panza, mientras escuchaba esas dolorosas palabras: era su decisión, se iba. Pasé meses llorando su ausencia (encima, Yahui y JJ me lo mencionaban) y tratando de que el mundo no se diera cuenta de lo mal que estaba. Subí de peso. Bajé de peso. Dormía el día entero. No conciliaba el sueño en toda la noche. Lloraba por horas a la vez. Lo odiaba y lo amaba al mismo tiempo. Sonaba el teléfono y mi corazón daba un vuelco, pensando que sería él, que probablemente se arrepentía y llamaba para decirme que me extrañaba tanto como yo a él. Me imaginaba en conversaciones ficticias con él. Pensaba en que debía haberle respondido algo a sus palabras tan hirientes, tan huecas, tan tontas. Podía irse al infierno, si quería...
Comencé tomando resoluciones. No podía dejar que mi vida se fuera al barranco, debía continuar, si él volvía un día, debía verme como no me había visto: feliz, radiante, serena. No repetiría la historia. Sería tonto tropezar con la misma piedra tres veces. Me sentía engañada, pero volvería a enamorarme. Volvería a sentir esa emoción. Me había destrozado, como yo había anticipado que lo haría desde aquélla llamada, un 4 de julio en plena madrugada, donde me dijo 'déjame quererte' y yo sólo le dije 'quiéreme mucho'. Pero no iba a vivir en función suya ni de nadie más. Debía buscar un camino propio, aún si eso significaba quedarme sola el resto de mi vida.
Seis meses después conocí a Jelipe. Quien me pareció extraordinariamente guapo desde que lo vi, aquella tarde del 15 de enero en Coapa (domingo, por cierto, domingo...). Pasamos cerca de 6 horas, hablando nada más en un café. Me había parecido altísimo. Sus labios gruesos y sus razgos finos podían ser mi perdición. Hablamos de proyectos. Le dije que quería irme (estaba en proceso lo de Francia, pero aún no sabía el resultado). Me impulsaba, me decía que ojalá lo lograra... 15 días después nos besábamos en el asiento trasero del coche de un amigo suyo. 15 días después gritaba a los 4 vientos que era su novia. 15 días después confesó que me amaba. Debí haber visto lo signos. El concierto de Mogwai. Bloc Party. La obligación a ir a Depeche. Las noches del Wicked, la frivolidad de su mundo. La no muy buena música que hace su banda... No había gran conexión con él, no la había, no la hubo y no lo ví. Al mes de haber llegado a Francia comenzaron los chantajes: 'no sé si pueda soportar más tiempo así', las peleas a media noche y no poder colgar hasta resolverlas, gastar miles de pesos, cientos de euros en llamadas inútiles, sólo para pelear... él diciendo 'faltan menos días para que regreses' y yo 'no quiero regresar'. No nos escuchábamos.
Hoy, 15 de junio, le he dicho que no puedo más. Lo tomó de una manera mucho más tranquila que otras veces. Sólo se dio media vuelta y se fue.
Habíamos estado viviendo tiempo extra. Habíamos estado viviendo tiempo extra.

miércoles, 4 de junio de 2008

Tierra nueva


Imagino: Que cuando las aves se posan en un cable eléctrico propiedad de una tierra distinta a la que los vio nacer... todo miran estando alertas.

Imagino: Que cuando el viento viaja y conoce la verdad sobre el punto exacto para llegar a tocar el horizonte... todo mira, todo siente, todo huele y todo escucha.

Sé: Que a mí me sucede lo mismo, y al darme cuenta de que hay un mundo fuera del mío esperando saber de mí y por supuesto yo de él, estoy alerta y todo huelo y todo escucho y todo miro y no puedo dejar pasar por alto tan hermosa manifestación del universo.

Algún día te miré y me pareciste muy sonriente. Hola.
* * *
Texto escrito por el muerto a una canadiense que conoció en la boda de su mejor amigo. Texto que me dedicó cuando le hablé de un cierto miedo que por momentos me domina. Texto que leo y releo y va teniendo más y más sentido. Hermosas manifestaciones tiene el universo siempre, pero no todas las oportunidades en que se presentan podemos verlas. ¿Coincidencia? Ando filosófica. Me pregunto a dónde iremos. Me pregunto. Me cuestiono. Me respondo. Pero no lo hablo. Algún día hablaré... algún día hablaré.

lunes, 2 de junio de 2008

Untitled

You Used to Love Me
(Escuchando: Up The Line de George Smith & Bacon Fat)
Pues ya, después del berrinche entendí que a veces la gente no sabe cómo decir adiós de una manera sana y lo hace de las formas más infantiles que se le pueden ocurrir. Lo siento, Yahui, pero para mí no es un adiós definitivo, porque sé que tarde o temprano, la vida, en algún punto, nos volverá a reunir. Tal vez miraremos atrás y las idioteces que vivimos ahora como grandes problemas y parteaguas en nuestras vidas nos harán doler la panza de la risa y entonces, tal vez, volveremos a compartir una botella (o media) de mezcal a dedalitos. Igual te quiero y lo sabes. Probablemente por las razones erróneas (como el pasado y no el presente, como el muerto y JJ y no Jelipe y Quiau), pero igual, TE QUIERO.
Qu'est-ce qu'il m'arrive? Je dors au bord de mon lit...
(Escuchando: Ce que je suis de Holden)
Estas semanas he sentido un horrible impulso de huir... de meter todo en una maleta y largarme de nueva cuenta de aquí, como lo hice una vez, aunque aquélla vez iba con algo entre las manos y no sentía ese impulso de huir. No sé, a veces creo que la vida me juega malas pasadas, recordándome lo feliz que fui a orillas del Río Sena, en aquella ciudad pequeñita, como el asteroide del Principito, junto a Ciappa Destra, junto a l'autre, junto a Mme L y su familia... de pronto sueño despierta y me imagino recorriendo de nueva cuenta las orillas del Sena, pensando en el calor que debe hacer ahora, en que en tan sólo unos días el río estará lleno de barcos de vela provenientes de todo el mundo...
Pero de nada me sirve soñar despierta y desvelarme todas las noches imaginando y pensando en un lugar donde ahora no estoy, si al día siguiente he de despertar con una cruda terrible de realidad: estoy donde estoy, haciendo lo que hago, escuchando lo que escucho y el espejo me devuelve la imagen de alguien que no sé quién es, insatisfecha, cansada, harta... ¿Pero a qué se debe dicha insatisfacción, dicho hartazgo, dicho cansancio? ¿Será que ahora gran parte de mis sueños depende de otras personas y no de mí misma? ¿Será que odio depender de alguien más que no sea la única persona que ha estado en las buenas y en las malas conmigo? Tal vez un tiempo se ha cumplido, tal vez un ciclo se ha cerrado y no he querido verlo...
Don't change your name, keep it the same
(Escuchando: AM180 de Grandaddy)
Pienso en la última vez que me sentí de este modo y me da miedo. Me da terror perder de nuevo la cabeza a esa escala. Y me da horror decir una palabra más. La razón de este congelamiento verbal prefiero guardármela, hasta no estar segura de estar haciendo lo correcto, hasta no saber que estoy con la cabeza bien puesta sobre los hombros, consciente de lo que puede pasar si me dejo llevar por ello o si no lo hago...
I wanna know how you did it
(Escuchando: Whites Only Party de The Dears)
¿Cómo hago para escribir más? ¿Cómo hago para no perder el hilo? Ya no quiero dejar de escribir tanto... ese méndigo trabajo no me reditúa tan bien y me quita mucho tiempo... ¡agh!

martes, 13 de mayo de 2008

Adiós, adiós...

Oh, the times we had...
Beirut, Postcards from Italy
Yo no sé por qué me afecta tanto este adiós, si estaba visto que entre nosotros ya no existía la más mínima conexión. Ella se empeñaba en hacerme ver que mi visión de la vida y mi entendimiento eran limitados y cerrados. Y sí, llegué a dudarlo, probablemente había algo que no estaba viendo o mi cabeza era mucho más dura de lo que yo pensaba. En realidad, no me conocía. Creo que nunca se dio el tiempo de conocerme. Pienso que pensaba conocerme por el tiempo que pasamos juntas y lo que compartimos ('Cómo fumar mota en 5 lecciones', 'Cuando vaya a Oaxaca, busque el mezcal del Oro', 'Viruta y Capulina vs. Los Imperdibles', 'El Regreso de los muertos', y una larguísima lista de etcéteras); pienso que pensaba... porque en realidad nunca me dijo ni sí ni no, ni tal vez, ni luego... ¿Qué nos unía, entonces?
Creo que a la gente la unen circunstancias y necesidad. Circunstancias porque ella se sentaba junto a mí en Corrientes Generales de la Literatura Hispánica y un día ella encontró el libro que debíamos leer y yo no. Necesidad porque ambas buscábamos qué nos motivara. All you need is love, solíamos decir. De pronto, no hubo más necesidad ni circunstancias: ella se volvió norteña y yo oriental, y no había nada que una necesitara de otra que no se pudiera cubrir mediante sustituciones. Pasó el trabajo y la obligación, pasó que siempre estuve en el último lugar de su lista de personas que le necesitan y a quienes puede servir de algo. Pasó también que la cosa más estúpida de pronto se convirtió en el pretexto perfecto. Pero ya qué más da... desde hace bastante tiempo no hicimos más que forzar las cosas y aferrarnos a algo imaginario. Tal vez por eso no duele tanto.
Cosas malas hubo muchas, quejas tengo al por mayor, pero me quedo con lo chido, me quedo con lo divertido ('¡¡¡wey, tu vieja parece Tomb Raider!!!', '¿quieren una sorpresita?', papas con chile y limón, cerveza Löwenbrau light, porque no había de otra en su tiendita de confianza, los chorrocientos mil discos que disfrutamos juntas y los que no también, las llamadas a Chalco y Mty. con aliento alcóholico, con los fines más... en fin, ya qué... y Francia, a donde ella me acompañó paso por paso, casi casi). A ella (y a su curiosidad por lo que sucedía con l'autre) le debemos la creación de este blog, otra de las muchas cosas buenas que dejó.
¿Qué le hacemos? Gente va, gente viene. Así es de cabrona la vida, y más cuando se ha decidido dejar de luchar.

lunes, 7 de abril de 2008

¿Para qué digo que no?

Pues hace un rato fui de metiche al blog de Yahui y me puse a leer las cosas que ha escrito en estos días en que no he tenido mucha oportunidad de leer por chorrocientasmil otras cosas que traigo en mi cabeza hueca... ¿y pues pa' qué digo que no, si sí?
La verdad sí me cayó la pedrada y sí me quise poner el saco... Pues ya saben, lean el mentado blog y entonces entenderán el por qué de este debrayín.
Y ahora voy a hacer una de las cosas que tanto le chocan a Yahui y voy a hablar de las cosas desde mi puntgo de vista, o sea, lo voya hacer sobre mí... ego, ego, ego. Y es que sí... sinceramente me siento mal porque creo que a veces no le doya Yahui el tiempo y los momentos que ella quiere que le dé, porque ya una vez hablamos de esto y me dijo algo que comienzo a comprender: que no quería contar conmigo sólo para ciertas cosas, sino que a veces necesitaba que yo estuviera con ella en el desmadre, que es cuando ella lo necesita. También creo que tiene razón al decir que cambiar sus planes 'sólo para que ciertas personas estén' no lo arreglaría... ¡changos! sí me siento mal con ella, sobre todo por que a fin de cuentas, sigue siendo alguien muy querido para mí, pero tampoco quiero decir que haré el esfuerzo de estar cuando ella me necesite porque eso sería hacerlo sólo porque me siento obligada a ello. Pero... tampoco quiero seguirle fallando así... chale, qué desmadre.

domingo, 30 de marzo de 2008

Tanto peca...

Ayer en la mañana cuando iba camino a la chamba me sucedió una de las cosas que más me molesta que sucedan.
En el camino de ida a la chamba, un fulano se sentó a mi lado. Al principio pensé que los empujones que me daba con las piernas eran su forma machista de decirme que quería abrir más las suyas, así que no me dejé. Luego, en un alto, sentí algo como... ¿me estaba frotando la pierna?
Pensé que sólo movía su pierna al ritmo de la música que traía el chof, me quité un audífono y... no había música.
Miré al tipo de reojo y... tenía las manos moviéndose ligeramente alrededor del... paquete.
Me dio asco.
Estaba a punto de bajar.
Sólo debía aguantar unos segundos más... que se hicieron interminables.
Ni siquiera quise dirigirle la palabra al puerco éste para que me dejara pasar para bajarme. En varias ocasiones intenté empujarlo, cambiar la pierna de posición para bloquear la suya. Pero lo que no me cabe en la cabeza es... ¿por qué no hice nada?
Hace ya unos años, golpée a un tipo en plena calle por "mamasearme", ¿por qué con este cabrón no hice nada?
Cuando me paré para pasar y bajarme, el tipo me revisó hasta el color de chones, me le quedé viendo con ojos amenazantes... hijo de puta.
El resto del día me sentí asqueada.
La gente, insisto, es un asco.

martes, 11 de marzo de 2008

Stream of consciousness

A job that slowly kills you.
Me urgen vacaciones. Ya. Ando irritable. ¿Y así quieren que una sola semana me baste para descansar? En una semana descansarán los mensos, porque en mi caso, no basta. Hago demasiadas cosas como para encima tener sólo una semana de vacaciones. No me frieguen.
Ni siquiera puedo concentrarme como debiera ni terminar las cosas que he comenzado desde hace meses por querer llegar a mi casa y ya no saber nada de nada.
She's a golden retriever
Hace unos días se llevaron a mis perros, los primeros perros que pude considerar como míos en serio, pues sus dueños no los alimentaban ni cuidaban como debían. Me los mataron a los dos. ¿Con qué fin? Que vayan y sacrifiquen a sus madres o mejor aún, que los sacrifiquen a ellos aprovechando su condición de inútiles crónicos. Mi Fox y mi Greñuda no tenían la culpa de tener unos dueños tan pen...
El viernes vi una camioneta de la perrera llena de perritos. Me puse a llorar de la tristeza. ¿Tengo corazón de pollo? No, sólo pensé en Fox y Greñuda y sus caritas de 'por favor, acaríciame' y me acordé de aquél 15 de septiembre en que corretée a Fox por el jardín en calzones y bien ebria.
Black Magic that blows your mind away
El sábado me lancé al MXBeat nomás por ver a Jarvis (y los Beastie... pa' que no me regañen). Jarvis es Jarvis y siempre lo será. Es todo un showman. Parece freak pero se mueve como dios. He blew my mind away.
Tú puedes sanar tu vida
Hay una cosa que no entiendo y nunca entenderé. ¿Qué le ve la gente a las novelas y libros en general de autosuperación? Todas esas cosas ni siquiera merecen tener un lugar en las librerías... ¿Que un señor que está peor que yo pero tiene más dinero me venga a decir que existe una fórmula para ser feliz? No me vengan con mam...
Como burro en primavera
Odio que llegue la primavera. La gente en las calles se pone como burro en primavera y nomás andan viendo a ver qué sacan y de dónde... ¿por qué no se guardan sus comentarios? Mis castos oídos están hartos de "mamacita, "bombón", "corazón"... ¿por qué no aprenden al wey aquél a quien le valió verme caminar junto al muerto? Sí, él sí fue chido: me miró a los ojos, me sonrió y cantó "hello, sunshine, come into my life...". Guácala. Odio a la gente.
Welcome back, Chloè.

lunes, 21 de enero de 2008

Razones

No es que me azote y no duerma en las noches por el remordimiento o algo así. Tampoco es que de verdad haya sido un parteaguas en mi vida, ni mucho menos. Pero estuve pensando en ello. En realidad es algo constante en mi cabezota hueca, porque de cierta manera sí es una piedrota en el camino que ahora debo sortear, pues ese es un aspecto de mí misma que ahora que he tenido tiempo para revalorar(me) no me gusta mucho que digamos.

Cuando vivía en la P.C., hubo un incidente en el que ahora pienso cuando paso por ahí o cuando me sucede algo similar. Un día, cuando iba camino a la universidad, me subí en el pecero que me llevaba a T. Un mono que iba leyendo un libro me llamó la atención. Era llenito. De cabello claro y ojos grises. Él dejó su lectura y me miró. No nos sonreímos ni nada. Pasó. Llegamos a T. Todos los que íbamos en el pecero, bajamos y se me olvidó el monito. Sin embargo, al subir al pecero que me llevaría hasta la puerta de la universidad, ahí estaba de nuevo. Dejó de nuevo su lectura y me miró. Esta vez fue por más tiempo. Me siguió con la mirada hasta mi asiento y se acomodó. Siguió en su lectura, sin embargo en el trayecto, me dedicaba algunas miradas. él bajó antes que yo. Pensé que no volvería a verlo y me dí de topes por no haber buscado su mirada y sonreído.

Me gustó, sí, pero como siempre, la pena y la inexperiencia en esas cosas me ganaron (¿qué es lo correcto en esas situaciones, sentarte junto a él y preguntar alguna estupidez, como la hora aún cuando traes reloj, decir 'hola'... qué?)

Unos días o meses después, salí a correr al parquecito que quedaba detrás de mi casa: un camino de tezontle improvisado para los vecinos 'saludables'. Mi mamá salió a caminar para sentirse activa. Caminábamos juntas un rato, en lo que yo calentaba, platicábamos de cosas tontas, cuando un pastor alemán me llamó la atención. Siempre he querido un perro y me gustan los perros grandes. El animal se veía juguetón, traía una rama gruesa en el hocico y venía directo hacia nosotras. Al levantar la vista buscando al dueño, me encontré algo agradable: el mismo tipo del pecero, con su cabello claro y sus ojos grises (clavados en mí). Nos sonrío y dijo "buenos días". Le contestamos el saludo. Pasó de largo. Mi madre volteó a verme y me preguntó si lo conocía. Le dije que no (¿para qué meterse en detalles? 'Sí, mamá, sí lo conozco, no sé cómo se llama pero lo ví una vez en el pecero y me gustó'). Las dos levantamos los hombros y seguimos en lo que estábamos. Por lo visto, era mi vecino (¿demasiada coincidencia?).
Era mi hora de correr. Me separé de mi mamá y subí al caminito de tezontle para mis rigurosos 30 minutos de ejercicio. En las tres o cuatro vueltas que me daba tiempo de darle al famoso caminito me lo crucé varias veces, siempre con sus ojos grises clavados en mí. Pero la mensa de yo, en vez de sonreír, saludar o algo, me hacía güey. Trataba de encontrar el valor para decir lo que fuera. Sentí que él también buscaba el momento.
Se terminaron mis 30 minutos y fui a buscar a mi mamá. La encontré en la parte baja del caminito, caminando tranquilamente. Me reuní con ella y caminamos algunos pasos más, hasta que dijo que estaba cansada y que volviéramos a casa. En el camino, me contó que el monito se la había cruzado una vez y, de manera indirecta, preguntó por mí: "¡Ya la dejaron sola!". "No," respondió mi mamá, "anda por allá arriba corriendo". Pensé que el día siguiente sería otro día y que entonces encontraría el valor suficiente para decir hola mientras abría la reja de mi casa.
Basta decir que no volví a verlo, a pesar de que lo busqué varias veces cuando salía a correr, a él o a su perro, pero nunca más lo encontré. Pasaba por cada calle, escuchando atentamente a ver si escuchaba el ladrido de un perro grande, buscaba en cada calle una señal suya, pero nada. Salía a caminar por el caminito de tezontle a distintas horas del día, buscando si quiera verlo de lejos para saber dónde vivía y pasar más seguido, buscando contacto. Nada.
E insisto, no es algo que me quite el sueño, pero aún hoy, a no sé cuántos años de eso, paso por la P.C. y me acuerdo. Aún busco rastros suyos en las calles. Nunca ha habido nada más allá de un recuerdo. Y me doy de topes, aunque no muchos, ni muy visibles, sólo me digo "qué güey". Y no porque piense que de ahí pudo salir la relación de mi vida, tal vez sólo hubiera sido una conversación estilo "hola, ¿cómo te llamas? ¿Qué te gusta?" "El rock" "A mí el grupero" "Bueno, sale, bye". Pero ahora nunca lo sabré.
Y ésa es una de las razones por las cuales creo que bien me dice el muerto que debo arreglar mi faceta social, porque cosas como ésa me han sucedido muchas veces, no con tanto material para un post, pero es algo recurrente, desde que alguien me sonríe en la calle, lo encuentro atractivo, pero en vez de sonreír de vuelta, desvío la mirada.

jueves, 17 de enero de 2008

La neblina en las montañas.

"Te echo mucho de menos. Te quiero mucho. Eres una persona muy importante para mí... En verdad quisiera que estuvieras aquí..."

* * *
Ella nunca me habría dicho algo así de ninguna otra forma. Sé que cuando lo dijo ya se había bebido más de media botella de vino. Creo firmemente en la sabiduría popular: los borrachos y los niños siempre dicen la verdad.
* * *
Recuerdo sus ojos cafés, de enormes pestañas buscándome en la Gare de Rouen. Recuerdo con qué ternura describía mi cara de terror al encontrarme. Recuerdo esa primera vez que escuché su voz e inmediatamente me sentí tranquila, aunque apenada. Recuerdo su bigote, porque tiene bigote. Recuerdo su manera de fumar. Recuerdo su cabello corto y canoso, aunque sólo tiene 34 años. Recuerdo con que curiosidad me preguntaba sobre el viaje, sobre mis padres, sobre mi país, si tenía planes en particular, qué quería hacer, qué buscaba allí... Recuerdo cada rincón de su casa, las veces que sonrió conmigo o por mí. Recuerdo con qué afán preguntaba acerca de los fines de semana. No quería que me aburriese o sintiese sola.
* * *
"El asistente que llegó este año es chileno. Vive en Boulingrin, donde vivía Isaí, en el Lycée Flaubert, así que apenas lo veo. Pero no me interesa llevarme con él o relacionarme con él. La única asistente que quiero eres tú".
* * *
Me hizo parte de su familia. Por medio de la confianza. Me confió lo que ella considera lo más importante: sus hijas. Nunca recibí un abrazo de su parte, excepto el día en que nos despedimos. "No llores, que me harás llorar". No quiso ir a la Gare. Su esposo me llevó. Su esposo me despidió. Sé que volveré a verla. Sé que se ganó el lugar que ocupa.
* * *
Sus frases más recurrentes eran: "te voy a matar" y "me cago en la mar". Yo la molestaba cuando iba a clase con el madrileño que tan mal le caía: "Tengo clase con tu amigo". Chiappa Destra tomó una foto donde salimos ella y yo con su esposo, estando ella de vacaciones. Él nos llevó a recorrer las playas de Normandía. Chiappa, al ver la foto, dijo que se llamaría "Me cago en la mar".
* * *
"Mi madre me dio mucho dinero antes de morir para ir a verte. Sólo por eso me lo dio. Y estoy muy mal, pero iré a verte y eso me consuela sólo un poco".
* * *
Hoy vi niebla en las montañas. Recordé el día que me llamó para ver si había visto la nieve caer la noche anterior. "Por fin conociste la nieve... ¿estás contenta?"