domingo, 18 de febrero de 2007

Chiappa Destra

Chiappa Destra es italiana. Viene del merito sur de Italia, de la parte que ya no es continental. Chiappa Destra es a veces gentil y dulce. Es bonita, o al menos todo el mundo dice eso y yo también lo pienso. Siempre anda bien vestida, o al menos todas celebramos su modo de vestir. Es mi mejor amiga acá, aunque hay veces que no la soporto, pero es que creo que todas las que vivimos aquí, tenemos un carácter difícil. Chiappa Destra a veces hace preguntas y causa discusiones un poco estúpidas, como el día que dijo “Me pregunto por qué en las salas de profesores hay distribuidores de comida y en todo el liceo no hay uno sólo...” Yo creo que la respuesta es obvia, hay varias razones, pero ella dijo “yo creo que es porque los profesores creen que son más importantes que los alumnos, porque se sienten superiores e indispensables” (¡¿?!). No sé, pero a veces pienso que Chiappa Destra tiene un complejo de inferioridad escondido que sale a la luz en los momentos menos oportunos. Como también ese día que estábamos en casa de M y ella nos preguntaba qué queríamos hacer en el futuro, una vez que regresáramos a nuestros países. Chiappa Destra dijo de broma: “yo quiero pasarme la vida de compras...” y M le contestó, también en broma: “Pues para eso hay que tener un marido millonario...” Y Chiappa Destra lo tomó muy mal. Cuando regresamos a casa me dijo “me cayó muy pesado que M dijera eso, como si yo no tuviera la posibilidad de hacerlo sola, como si me hiciera falta de verdad un marido rico para hacer lo que me gusta... como si yo no pudiera salir adelante en la vida...” y armó todo un escandalito de una cosa tan sencilla. A veces es divertido cuando arma sus escandalitos, pero otras veces... es tan pesado... Como también cuando tenía toda la intención de quedarse, pues decía que no podía regresar a su casa ahora que había terminado con su novio, pues en realidad, todo lo que hacía lo hacía con él, y que entonces ahora le costaba trabajo imaginarse en su ciudad sin él y empezó a buscar trabajo para quedarse. Su amiga la otra italiana, la que ella dice que siempre está en pose de “yo soy la más bella del lugar”, le contó que ella había investigado en la oficina de turismo y que ahí había hecho un curso para dar visitas guiadas y que no le iba tan mal. A Chiappa Destra se le ocurrió de inmediato que eso era lo que podía hacer y se puso a investigar, pero le dijeron que este año no había tal curso y que entonces tendría que esperarse un año. Luego vio a su amiga la otra italiana que le contó que había hecho traducciones para la oficina de turismo y se puso medio loca: “me pregunto por qué me cuenta todas esas cosas, si sabe que es lo que yo también quiero hacer y luego no comparte”. Como si no supiera que en este país se necesita de pasar “concursos” para hacerlo todo... y es obvio que ella no lo tiene. A veces siento que el éxito de los demás le da envidia.
Chiappa Destra a veces también es princesita. Es decir, quiere que todo el mundo haga lo que ella quiere que hagan, en el momento en que ella quiere que lo hagan (en eso sí está equivocada, porque la verdadera princesita en este cuento, ¡soy yo!). Como por ejemplo, cuando le digo que si bajamos a fumar, me dé 5 minutos para ponerme los tennis o coger el abrigo... hay veces que es tan desesperada que me dice “te espero abajo”. O como ayer, que estuvo con jeta toda la santa tarde porque quería salir en la noche pero nadie quería hacer nada y encima, no tenía dinero... Lo peor de todo es que siempre pone cara de “¡Haz algo! ¿no ves que estoy aburrida?” como si pensara que el resto de la gente, somos sus bufones. También cree que la gente sabe leer el pensamiento, pues a veces, cuando subimos al autobús o al metro, te da su boleto para que se lo valides, pero no dice “por favor” ni nada... hasta un día en que me le quedé viendo a su boleto y le dije “ah, sí, está bonito, ten” (¡juro que no lo hice a propósito!) o te señala las cosas que quiere que le pases, pero no te dice “dámela” o “pásamela” (y ni se hable de decir “por favor”). Luego se queja mucho de la ciudad donde vive, pues dice que es muy pequeña y que nunca hay nada qué hacer. Dice que ella preferiría vivir en una ciudad grande, como la mía (pobrecita, ¡no sabe lo que dice!), pero creo que lo que en realidad ni ella ni ninguna de las otras entiende es que a veces el tamaño del lugar donde vivas no importa, sino lo que hagas con lo que tienes a la mano. Y le he explicado una y mil veces que yo que vivo en una de las ciudades más grandes del mundo, no siempre hago cosas divertidas, según su concepción de diversión, como ir al teatro, salir a algún antro, ir a un concierto, salir a bailar... sino que a veces haces las cosas más simples del mundo e igual te diviertes, como irte a tomar un café con alguien o armar una fiesta improvisada en tu casa... o de plano caer en la fiesta del amigo del tío del hermano de la amiga del amigo del primo de la hermana del amigo de tu amigo. Pero es que claro, ella al igual que muchas otras personas, tienen como idea de diversión sólo lo que a ellos les gusta hacer. Cuando pienso en esta cuestión de la gente que sólo se divierte de una manera, me pregunto si será tan difícil encontrar diversión en todos lados, como yo... O como Yahuitl, que aunque siempre pide música bailable (¿de dónde diablos sacaste eso de metal bailable? ¡Definitivamente no lo aprendiste de mí!) y no siempre la hay, igual se divierte... caray, cuánta falta me hace esa mona acá.
Pero bueno, siguiendo con Chiappa Destra, a veces pienso que es un poco idiota, pues a veces hay que repetirle varias veces las cosas para que las aprenda o incluso, te pregunta cosas como “¿mañana trabajas?” cuando le acabas de decir que mañana entras a las 10... lo peor de todo lo que le ha sucedido por distraída, fue meterse en una relación sin ningún futuro con un mono que conoció muy al principio. El fulano es un ayudante de laboratorio que trabaja en el liceo, pero creo que piensa que es un trabajo un poco indigno, pues cuando se presentó con ella, dio a entender que era prof de física. Unos fines de semana después, le llamó para invitarle un café y Chiappa Destra no supo decir que no, aunque según ella el mono era feo (para mí que sí le gustaba, pero como todo mundo le dijo que estaba feo, mintió). Chiappa Destra comenzó mal, porque desde el principio se escondía: no le dijo a nadie que saldría con él, sólo a mí, pero la onda en eso entonces es que ella aún andaba con el novio italiano y decía que no todo el mundo podría comprenderlo. Ese mismo día, se enteró que la bête, como ahora lo llama, ¡tenía 38 años y 2 hijos! Pero en veces consecutivas, nunca supo decir que no cuando él la llamaba para tomar café, a pesar de que sabía que se metería en un bordel. Su relación con él no fue nada bonita: alguna vez tuvo que correr a la farmacia sola, para buscar la píldora del día siguiente porque se dio cuenta que aquél no había usado condón, él la buscaba cuando quería y se burlaba abiertamente de ella, como cuando ella le dio una carta que le había escrito cuando estaba sola en París, una carta donde ponía todos sus sentimientos y al final él sólo dijo “Amusant”, durante el tiempo que duró esa historia, ella estuvo con un permanente sentimiento de insatisfacción, pero se quedó ahí porque lo que ella buscaba era tener un “coup de foudre”, alguien a quien pudiera amar hasta la locura, pero no se daba cuenta que él no era el indicado. Tuvieron qué pasar varias cosas para que ella finalmente se diera cuenta de que no era él, como enterarse de que aparte de ella, era sabido por todo el mundo, que él se acostaba con la mitad del liceo, como no hablarle claro y decirle que para él, esto sólo era una historia de sexo, como que él le dijera que a pesar de estar separado de su mujer, seguía acostándose con ella, sólo porque ella “tenía necesidad de cariño”... y lo peor de todo es que Chiappa Destra siguió ahí aún a pesar de saber todo esto. Tuvo que enfermarse para darse cuenta de que no estaba bien dejarse llevar por un amor que comenzaba a sentir, por una persona que a todas luces no le correspondía: después de Navidad, cuando se enteró de que era sabido por todos que él se acostaba ya con la mitad del liceo, tuvo una gastroenteritis nerviosa. Fue entonces cuando decidió que no más, pero aún ahora tiene la esperanza de que puedan ser amigos... pues el 14 de febrero, sólo porque se sentía sola y triste, decidió irse a tomar un café con él. Tuve qué regañarla, preguntarle si era idiota, ingenua o qué para pensar que una persona como él, que no se preocupa más que por sí mismo, podía ser su amigo... ella decía “¿pero qué puede pasar?”, un “vamos a mi casa”... eso es lo que podía pasar... Ella tiene una inmensa necesidad de sentirse amada, querida, deseada, pues con su último novio, a pesar de que dice que no estaba enamorada de él, se quedó 5 años (¿cómo es posible que si no amas a alguien, te quedes con él 5 años?) y creo que en ella hay una inseguridad impresionante de no poder encontrar a quien la quiera...

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